ANTONIO MEUCCI

Texto basado en el artículo desprendido del diario "La Tercera" con fecha 18 de Junio 2002.


Retiran a Graham Bell autoría por invención del teléfono
El Congreso de Estados Unidos dio el crédito como creador de la telefonía a Antonio Meucci, un ítalo
estadounidense que fabricó el primer prototipo de teléfono cuando Bell tenía sólo dos años de edad.

Comunidad ítalo-estadounidense ahora espera que se cambien los textos de historia


P.L.N.

Después de más de un siglo de discusiones acerca de quién es el
verdadero padre del teléfono -título que hasta ahora era
principalmente atribuido a Alexander Graham Bell que lo patentó en
1876-, la Cámara de Representantes de Estados Unidos decidió
retirarle el crédito para hacer justicia con quien efectivamente dio los
primeros pasos en la creación de este crucial medio de comunicación.

Así, gracias a la moción presentada por Vito Fossella -representante
republicano por Nueva York-, los libros de historia tendrán que
cambiar el nombre de Bell por el de Antonio Meucci (1808-1896). En
1849 este ítalo-estadounidense instaló un rudimentario dispositivo
que le permitía comunicarse desde el subterráneo de su casa en
Nueva York con el domitorio de su esposa, en el primer piso. El
sistema fue perfeccionado en 1855, cuando ella quedó parcialmente
paralizada, lo que llevó al inquieto inventor a ampliar los dispositivos a otras habitaciones de la casa, las que conectó
con su taller en un edificio cercano.

En 1860 presentó su invento en un diario local de lengua italiana y 11 años después elevó una solicitud de patente
provisoria, que daba cuenta de su intención de obtener una patente definitiva. Sin embargo, luego de renovar la
petición en 1872 y 1873 no tuvo los US$ 250 para seguir adelante con el trámite.

Llueve sobre mojado
Pese a su genio inventor, la vida no era fácil para Meucci. Este inmigrante vivía atormentado por su dificultad para
hablar un idioma que no fuera italiano, a lo que se sumaron sus pésimas habilidades empresariales y malos contactos.

En 1860, luego de que enviara su modelo de teléfono a Italia para producirlo allá, nadie se interesó en fabricarlo. De
ahí en adelante Meucci comenzó a empobrecerse, por lo que varias veces estuvo a punto de vender los derechos de
su invento. Si bien pudo sortear los problemas, un accidente en el que resultó seriamente quemado lo dejó postrado
largo tiempo en el hospital. Fue entonces cuando su esposa vendió numerosos de sus prototipos, incluido el del
teléfono, a una comerciante de artículos usados que pagó U$ 6 por todos ellos. Cuando trató de recuperarlos, el
italiano sólo recibió como respuesta que ha- bían sido comprados por “un joven desconocido”.

En una carrera contra el tiempo, Meucci se dedicó a reconstruir y mejorar el aparato antes de que alguien lo
patentara. Para mostrar lo promisorio de su llamado “Telégrafo parlante”, en 1872 llevó el modelo y las
especificaciones técnicas a la recién establecida Western Union Telegraph Co. Sin embargo, de ellos sólo recibió
evasivas. Luego de dos años, cuando pidió que le devolvieran sus cosas, la respuesta fue que se habían perdido.

La patente del teléfono fue entregada en 1876 a Bell, quien trabajaba para el laboratorio de la Western Union
Telegraph. Cuando Meucci protestó ante la Oficina de Patentes no sólo no obtuvo resultados, sino que le dijeron que
todos los documentos de su patente provisoria se habían extraviado. Según los biógrafos del italiano, luego se supo
de relaciones ilegales entre funcionarios de patentes y autoridades de la empresa de Bell.

Los juicios entre ambos siguieron por años. Aunque el secretario de Estado de aquel entonces señaló que “hay
suficientes pruebas para dar prioridad a Meucci en la invención del teléfono” y luego se entablaron demandas por
fraude en contra de Bell, el caso terminó por diluirse con la muerte de Meucci, en 1889.

Luego de un siglo, la resolución unánime del Congreso estadounidense hace justicia con el inventor al señalar que “la
vida y obra de Antonio Meucci debe ser reconocida, y su trabajo en la invención del teléfono debe ser admitida”.


Fuerza itálica
El reconocimiento hecho a Antonio Meucci por el Congreso estadounidense es el
resultado de una fuerte campaña que llevaron adelante numerosas organizaciones
ítalo-americanas de EE.UU. cuyos miembros enviaron cartas al diputado Vito Fassella.
Entre ellos se encuentran representantes y visitas del Museo Garibaldi-Meucci, que
funciona en la casa de Staten Island (Nueva York), donde vivió hasta su muerte el
inventor. Emily Gear, curadora y directora del museo señaló a La Tercera que aunque
están muy felices con la noticia, "esto es recién un primer paso. Lo que realmente
queremos ahora es lograr que los libros de historia lo reconozcan y que en las escuelas
se aprenda quién fue Meucci". El museo creado en su nombre hace honor también al
héroe italiano Giuseppe Garibaldi, quien fue acogido por el inventor durante su exilio en
EE.UU.